Cuando nos enfrentamos al reto de poner en marcha una campaña de publicidad para prevenir el tabaquismo entre los adolescentes, nos encontramos ante un público cansado de recibir “sermones” de los adultos en infinidad de campañas de publicidad que les dicen qué pueden y qué no pueden hacer.
Para solucionar este problema decidimos hacer justo lo que nunca se había hecho en esas campañas: dejar a un lado los sermones para que sea una adolescente la que, de forma sincera y en confianza, les diga que no se engañen, que en el tabaco todo es humo.