El sueño de la realidad virtual comenzó hace 20 años de la mano de varias desarrolladoras de videojuegos como SEGA o Nintendo. El objetivo era claro, simular experiencias virtuales en un entorno real. Pero aquella aventura terminó en un rotundo fracaso, culpa de una tecnología que aún estaba dormida.
Veinte años después nace Oculus, una start-up californiana adquirida recientemente por Facebook por 2.000 millones de dólares, fruto de una tecnología que ha seguido avanzando hasta demostrar que la realidad virtual va totalmente en serio. Un fenómeno rompedor que, ahora sí, nos brinda una sensación de inmersión totalmente real.
Pero estas técnicas no están únicamente reservadas al mundo de los videojuegos. La realidad virtual puede generar un nuevo concepto de publicidad, ofreciéndonos un mundo repleto de posibilidades para aquellas marcas más atrevidas e innovadoras.
De esta forma, ya podemos ver cómo grandes de la talla de Nissan, HBO, Audi o Coca-Cola están siendo las primeras en experimentar con esta tecnología, para sorprender y mejorar la experiencia de sus clientes.
El pasado año, Coca-Cola ofrecía a sus consumidores la posibilidad de visitar virtualmente el vestuario del Estadio de Maracaná y formar parte de la selección brasileña en un partido.
En otra acción, una cadena hotelera mostraba a parejas de recién casados viajes virtuales a diferentes países en los que están presentes, para que pudieran conocer las instalaciones y el entorno de una forma totalmente distinta.
Las posibilidades son infinitas: ver una final de Champions desde casa como si estuviéramos en primera fila, visitar un museo desde nuestro salón o probar el coche que tanto nos gusta sin tener que ir al concesionario. En esto consistirá la realidad virtual aplicada al mundo de la publicidad: en contar historias y ofrecer una inmersión total dentro de ellas.
Antonio Millán, Departamento Multimedia
Imagen vía Google