Ya está aquí, y ha llegado para quedarse. Algunos la llamamos la ‘4ª revolución industrial’. Otros, ‘Industria 4.0’. Como agencia de marketing digital, tenemos claro que, sea cual sea su nombre, es el futuro. Pero no un futuro a medio o largo plazo. CEO o ejecutivos de primer rango: la digitalización de vuestras empresas no debe demorarse.
No se trata de meter miedo, sino de avisar. Los expertos ya vaticinan que toda aquella corporación que no afronte ese salto hacia la digitalización de manera calculada y totalmente prevista, terminará muriendo. Quedarse atrás no es una opción, y todas las previsiones apuntan hacia la misma dirección: la empresa que se digitalice irá siempre un paso por delante de aquellas que no lo hagan. Un ejemplo muy sonado y recurrente es el conocido caso Blockbuster vs Netflix. Esta última encontró su primera y mejor ventaja competitiva precisamente en la digitalización del canal. Fue el principio del fin de Blockbuster
El beneficio de esta transformación digital
Estamos destinados a que a todos nos termine gustando la tecnología. O, al menos, a saber convivir con ella. La realidad es que la digitalización empresarial afectará a cualquier ámbito o departamento de nuestra empresa que podamos imaginar: ciberseguridad, Internet de las cosas, Big Data, redes sociales, procesos de control avanzados, logística, vehículos autónomos o redes eléctricas inteligentes.
Los procesos serán tan variados como automatizados, permitiendo a la empresa avanzar hacia una producción colaborativa, con productos tecnológicos con mayor vida útil, información en tiempo real y, sobre todo, creación de experiencias únicas para el cliente. Y es que, a fin de cuentas, los que están conduciendo a las empresas hacia este ecosistema totalmente digitalizado son los hábitos de consumo de los propios clientes, los cuales, como ya se sabe, siempre tienen la razón.
Cuatro escalas para entender la ‘Industria 4.0’
Los sectores industriales se están reorganizando y adaptando hacia nuevos modelos de negocio. La digitalización no comprenderá solo la automatización de procesos, sino que prevé una revolución económica que afectará a todos los niveles. Niveles que, de forma sencilla, es conveniente destacar.
– Información digital: datos y más datos. Información nueva que empieza a acumularse en equipos y maquinaria desde hace dos o tres años y que las empresas, con pocos retoques, podrán procesar con mayor velocidad y mayor detalle. Podrán prevenirse fallos, predecirse movimientos y, sobre todo, destinar tiempo y esfuerzo a otros campos. Diversos expertos afirman que, gracias a este ámbito, podremos controlar una planta industrial sin la presencia física de ninguna persona. Controlar los datos y automatizarlos, y ellos solitos cumplirán con todo el proceso.
– Conectividad: todos los segmentos empresariales, según el último ‘Estudio sobre el estado de digitalización de las empresas’ efectuado por Vodafone España, consideran la conectividad como una de las áreas de inversión prioritaria. Y no es sorprendente si recordamos que más de mil millones de personas en el mundo permanecen conectadas a la red de forma constante. Hablamos de redes sociales, almacenamiento en la nube, aplicaciones móviles… cuestiones que desde las agencias de marketing digital controlamos en todo momento, debido a su constante actualización.
– Automatización: concebimos muchos procesos dentro del marco empresarial como automatizados. Pero ahora este aspecto se eleva hacia el siguiente nivel: ser capaces de adaptar los automatismos a situaciones cambiantes, una adaptación a procesos autónomos y totalmente flexibles. Esta premisa está estrechamente ligada a la personalización para el consumidor, una fabricación del producto que no aumente prácticamente el tiempo de espera y que satisfaga una necesidad de la forma más rápida y eficaz posible.
– Acceso digital al cliente: y, como no podía ser de otro modo, todo este entramado revolucionario para las empresas está destinado al consumidor, a cumplir con su exigencia en el menor espacio de tiempo. Las empresas se ven obligadas a reinventarse, a renovar en estrechos márgenes temporales su modus operandi para asumir la redefinición que sus clientes exigen. Es por ello que ninguna empresa puede sentirse intocable en este proceso de digitalización que nos atañe a todos. Todos los sectores de una corporación deben actuar de forma conjunta por y para el consumidor digital.
¿Qué impacto podemos esperar de la digitalización empresarial?
Las empresas españolas han demostrado que dominan los campos digitales básicos, ya que más del 75% de éstas poseen página web. El problema surge con el recelo existente hacia aplicaciones más avanzadas y que solo aprovechan empresas más avezadas o emprendedoras en este ámbito. La realidad es que el impacto previsto a partir de la digitalización de las empresas solo encuentra atributos positivos a medir.
Por una parte, y como es obvio, incidirá en la empresa mejorando sus registros económicos, mientras que también podrán medirse otras variantes cualitativas como el bienestar del empleado o la satisfacción del consumidor hacia el producto que ha adquirido.
Realmente, estas dos variables, en las que distinguimos a la empresa y al cliente como factores clave, se muestran estrecha y continuamente ligadas. Las cifras de negocio mejorarán a partir de un mayor conocimiento de las inquietudes del cliente e incluso de sus propuestas de productos o servicios. Esto aumentará la adaptación y el valor del consumidor hacia la empresa.
Pero las grandes corporaciones no solo ganarán más dinero, sino que también optimizarán y ahorrarán más. Las previsiones en torno a este proceso estiman que el desarrollo de las escalas que antes comentábamos permitirán reducir alrededor de un 15% los costes básicos de la empresa: procesos más rápidos y toma de decisiones más eficaces. Ahorra tiempo y ahorra dinero, los dos bienes más preciados para una empresa.
Las principales barreras en este nuevo proceso
Como en cualquier análisis que se precie en torno al mundo empresarial, las barreras existen. Todo lo que implica cambio, especialmente para aquel que consigue alcanzar sus metas, genera ciertas reticencias. Es por ello que para las corporaciones españolas, sean del tamaño que sean, la resistencia a dichos cambios simbolizan la principal barrera dentro del sector de la digitalización. El coste, la falta de competencias en este ámbito, o la ausencia de oferta adaptada al mercado entrañan los siguientes obstáculos para las empresas.
No obstante, hablamos de un país como España, que en las diversas previsiones establecidas a nivel mundial aparece como uno de los países desarrollados a la cola en materia de digitalización. Otros países más avanzados en este ámbito, como es el caso de Alemania o Francia, centran sus reticencias en la seguridad o en la incertidumbre jurídica, factores externos que no dependen de la predisposición de la empresa.
Es normal que tras un periodo continuado de crisis y estancamiento económico a nivel mundial las empresas desconfíen de forma natural. Pero puede que sea ese factor, el no emprendimiento y la ausencia de desarrollo en materia de investigación, el que estanque por el momento este entramado digitalizado hacia el que nos dirigimos. Las corrientes estudiadas por las agencias de marketing digital señalan hacia la misma dirección. La tecnología avanza a cada minuto: ya saben, renovarse o morir.
Alberto Martínez, prácticas Digital